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Europa 18/05/2025

España: Plaga pone en peligro la supervivencia de la patata de sa Pobla

Los payeses se plantean abandonar las tierras después de haber realizado grandes inversiones

El cultivo de la patata podría llegar a su fin en sa Pobla. Una plaga de nematodos en las patatas empuja a los agricultores a plantearse el abandono de sus tierras, después de haber realizado grandes inversiones. Los nematodos hacen que la patata no crezca lo suficiente, aunque crece sana. Si bien la patata que crece es buena, es de un tamaño menor, provocando una baja producción y no es rentable.

Los agricultores reclaman a quien compete en la materia que autorice excepcionalmente el uso del dicloropropeno o el metansodio para controlar los nematodos en los cultivos de patata u otro producto que les ayude, de verdad, a salir de esta situación de emergencia, que, según explican, irá a más. Si bien está previsto que se analicen las tierras y se autorice de forma excepcional el uso de vapam a los payeses, ya prevén que esa medida no será suficiente. "Sabemos que no bastará, pero nuestra opinión no cuenta para nada". No se sienten representados por sindicatos agrícolas ni por los políticos. Su situación, explican, es de abandono y de exclusión, al no tener voz. Se sienten utilizados. Dicen "basta" a que las marcas comerciales los utilicen para probar productos fitosanitarios. No están para hacer pruebas ni adelantar gastos, porque ya juegan en desventaja.

De hecho, hablan estando en la cuerda floja, con unas cosechas que están provocando importantes pérdidas de producción en la zona de sa Pobla. "Esto es la ruina", afirman. Los productos que autoriza la normativa europea "no nos funcionan y los tenemos que pagar mucho más caros", afirman. A la vista están las patatas pequeñas que crecieron de forma limitada por estar la planta de la patatera afectada de nematodos. Se pueden ver las patatas mucho más pequeñas que las que no están afectadas. "Si antes de una zona se sacaban 130 toneladas, ahora sacamos 16 toneladas", afirman.

Situación alarmante

La situación, vista desde la perspectiva de los que pisan la tierra día a día, es alarmante. A eso, hay que sumarle que no saben a cuánto cobrarán las patatas después de entregarlas al almacén, hasta bien entrado el verano. Trabajan económicamente a ciegas. Llevan sus patatas al almacén sin saber a cuánto las cobrarán, meses después. Mientras, pagan luz, agua, gasoil, los productos fitosanitarios y la puesta a punto de la maquinaria agrícola. Esta situación no solo pone en riesgo a diferentes familias campesinas, sino también la imagen que se quiere proyectar sobre la patata poblera. Lamentan que se abuse de la imagen de la patata, que se diga que la exportación va bien, cuando su realidad no es así. "A nosotros no nos va bien". Pronto en el municipio se celebrará la feria de la patata: "tendrían que cambiarle el nombre a la Feria de la Patata. No es la feria de la patata. Esto no es una fiesta. Es el fin de la patata". Piden que se les agilice la burocracia. Otra de las trabas con las que se encuentran es a la hora de hacer trámites. Al ser una SAT tienen que asumir el gasto de pasar por una gestoría para registrar sus trámites y no pueden hacerlo utilizando el servicio gratuito que ofrece la conselleria de Agricultura en la localidad, como lo hacen otros payeses. Su indignación, entre una cosa y otra, es máxima. 

Así las cosas, la normativa europea sobre fitosanitarios, en el punto de mira de los agricultores de sa Pobla, se ha convertido en el centro de la polémica ante la devastadora plaga de nematodos que asola sus campos. Los payeses denuncian que las restricciones impuestas por esta legislación les impiden acceder a productos fitosanitarios más eficaces para combatir esta persistente amenaza agraria. La consecuencia directa, tal como relatan con angustia, es una caída drástica en la producción de patata, el motor económico y la señal de identidad de este pueblo mallorquín. 

La virulencia de la plaga de nematodos ha alcanzado niveles sin precedentes, superando la capacidad de los tratamientos autorizados por la normativa europea. Los agricultores explican que, si bien los nematodos siempre han estado presentes en la tierra (al parecer se introdujeron hace años a través de una semilla europea), su proliferación actual, unida a la ineficacia de los productos permitidos, ha generado una crisis de dimensiones que se prevén catastróficas. La diferencia entre las cosechas de antaño y las actuales es abismal, un testimonio silencioso de esta batalla contra un enemigo invisible pero letal para sus cultivos y su futuro. Un enemigo que se une a otros frentes abiertos deja a los payeses en una situación vulnerable. "Antes se podía vivir de la patata. Ahora con todos los gastos que hay y con unas producciones tan bajas, no se puede", aseguran. 

La petición de autorización excepcional para el uso de dicloropropeno o metansodio no es un capricho, sino un grito desesperado por su supervivencia. La medida prevista de analizar las tierras y las cantidades que se prevén autorizar de vapam no les bastarán, aseguran. Los agricultores argumentan que estos productos, aunque sujetos a restricciones, han demostrado históricamente su eficacia en el control de nematodos y podrían ofrecer un respiro crucial para salvar las producciones y permitir la recuperación de las tierras a largo plazo. Sino, el año que viene se plantean no sembrar nada. La rotación de cultivos tampoco les sale a cuenta. Su insistencia en la urgencia de la medida refleja la conciencia de que cada día que pasa sin una solución efectiva acerca a muchos de ellos al temido abandono de sus explotaciones.

El sentimiento de desamparo que expresan los agricultores de sa Pobla es un reflejo de la profunda desconexión que perciben entre su realidad y las decisiones que se toman en los despachos. Su demanda de ser escuchados y tenidos en cuenta subraya la necesidad de una comunicación más fluida y una comprensión más profunda de los desafíos específicos que enfrentan los diferentes territorios agrícolas dentro del marco normativo europeo. 

La negativa a participar en pruebas de productos fitosanitarios por parte de las marcas comerciales es una muestra de la extrema fragilidad económica en la que se encuentran. Para estos agricultores, cada euro cuenta y cada riesgo asumido sin garantías de éxito puede ser la puntilla que les lleve a la ruina. Su prioridad ahora no es experimentar, sino encontrar probadas y efectivas soluciones a la larga para sus cosechas y asegurar la viabilidad de sus explotaciones.

Sobre la preocupación por la imagen de la patata de sa Pobla, los agricultores son los primeros interesados en mantener la reputación de un producto que tanto significa para su localidad y están abiertos a utilizar productos que favorezcan el medio ambiente, pero que funcionen y no sean el doble de caros. Advierten que inevitablemente se tiene que abordar con urgencia la crisis que están sufriendo. Quieren visibilizar una problemática que amenaza con socavar los cimientos de una tradición agrícola histórica. "Si no quieren que cultivemos que abran una ayuda y nos pongan como cuidadores del paisaje. Que el Gobierno articule una línea para que a los payeses que al menos lleven 5 años trabajando se les ofrezca una ayuda por hectárea para que cuiden el paisaje".  

Fuente: diariodemallorca.es


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