Perú: Una empresa minera se suma a la industrialización silenciosa de la papa

En enero de 2018, Perú fue escenario de una de las mayores movilizaciones agrícolas: el paro de productores de papa, que terminó con la muerte de dos peruanos tras enfrentamientos con la policía. ¿Por qué se quejaron? La falta de planificación agrícola generó una sobreproducción del tubérculo, lo que provocó una caída del precio en finca de S/ 0,60 a S/ 0,20 el kilogramo. La crisis se agudizó, en palabras de la Confederación Nacional Agraria (CNA), por la mayor importación de papas congeladas para las cadenas de restaurantes. Una paradoja, decían, considerando que Perú cuenta con más de 3.000 variedades de papa.

Luego de cinco años, las importaciones de papa no han disminuido al ritmo esperado por los productores peruanos, sin embargo, la papa nacional ha ganado terreno en el mercado local y ahora también se exporta, en diferentes presentaciones, a más de 50 países. “Estamos en una revolución silenciosa en la sierra del Perú con un alto impacto”, dice Edilberto Soto, presidente de la Coordinadora Nacional de Productores de Papa del Perú (Corpapa), socios del reconocido Carlos Añaños (expresidente de AJE) y dueños de la marca Tiyapuy, con la que están a punto de inaugurar una planta en Lima con una capacidad de procesamiento de más de 20.000 toneladas.

Tiyapuy, la marca de productores de Ayacucho y otras zonas del país, ya llega a 50 países. Están a punto de lanzar una nueva línea de palitos de patata para las tiendas avícolas.

Como hemos mencionado, Perú Tiene más de 3.000 variedades de papa, pero muy pocas se utilizan para darle valor agregado: la Canchan, una variedad blanca, así como la Única y la Perricholi forman parte del pequeño grupo de tubérculos andinos que empresas como Frito Lay han seleccionado para transformarlos en copos o chips.

Pero a este grupo se sumarán tres más este año. El CIP prevé lanzar nuevas variedades aptas para la industrialización en un máximo de tres meses, una vez formalizado ante las entidades estatales el proceso de registro ante el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y la reproducción de semillas listas para su distribución entre los productores de papa.

Estas son las variedades llamadas CIP-Potente-Crujiente; CIP-Potente-pollera y CIP-Potente-Watia, cuyos rendimientos testados resultan duplicar los de las variedades tradicionales (45 tn frente a 20 tn/ha), bajo contenido de azúcar, menor absorción de aceite y más suave y rápido de pelar. Además de que se pueden cultivar hasta los 4.000 metros sobre el nivel del mar. “Ahora el desafío es lograr reemplazar las variedades antiguas por las nuevas”, dice Andrade-Piedra.