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Argentina 07/08/2021

Argentina: La cebolla en crisis, con productores en vilo e incertidumbre para el 2022

Brasil mermó las importaciones y eso pegó duro en el sur de Buenos Aires, donde hay cebolla pudriéndose al sol y los productores no saben cómo venderla.

Como si se tratara de un dominó que nadie sabe dónde frena, la cebolla que consumen los argentinos tiene un sabor más que amargo para los productores que la elaboran. La pandemia hizo lo suyo y Brasil redujo drásticamente sus compras. Y ya se ven los coletazos: en el valle del río Colorado enormes cantidades de cebolla esperan al sol por un lugar en un mercado interno, casi saturado, ante la resignación de los productores por no encontrarle otro destino. ¿El resultado? Un desplome de precios que sacude a todos, afecta hasta en los alquileres de los campos y preocupa en otras zonas cebolleras de Argentina. Para colmo, la sequía pone al riego futuro entre signos de pregunta.

“Siempre exportamos unas 150.000 toneladas a Brasil y antes de tener la crisis hídrica actual estábamos en el orden de unas 200.000. Pero ahora tenemos cebolla como para saturar el mercado interno y eso hace que estemos en una situación de gravedad con una mercadería que se va perdiendo, porque a medida que pasa el tiempo se descompone al sol”, le explicó a A24.com Agro Eduardo Juárez coordinador gremial de la Asociación de Productores de Villarino (Aprovi) y dirigente en la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

El panorama, mirado desde el bolsillo de los productores, está lleno de preguntas: nadie sabe cómo hacer para paliar los $10 de costo que conlleva cada kilo producido, con los apenas $3 que se paga hoy en tranquera.

“Esto es quebranto”, resumió Juárez.

El segundo frente de conflicto tiene que ver con el clima. El panorama no muestra un pronóstico que aliente porque al ser la cebolla un cultivo que se produce intensivamente bajo riego, y que requiere de grandes cantidades de agua para terminar su proceso formativo, es en ese aspecto donde la tendencia no muestra datos alentadores. El río Colorado atraviesa una profunda sequía por la ausencia de nevadas en la Cordillera de Los Andes y su caudal está en mínimos históricos.

El agua de riego es la condición vital para las producciones agropecuarias en una zona que se caracteriza por su aridez y pocas lluvias locales. Pero los valores hidrológicos actuales del Colorado desalientan tanto como el frente económico.

Brasil y las compras que “no vinieron”

Alentados por el gran nivel de ventas durante 2020, año en el cual el país vecino no tuvo una buena performance productiva en cebolla en las regiones de Pernambuco y Bahía, en los estados del norte, las exportaciones desde Argentina habían motorizado el ánimo de los productores que lograron ubicar más de 155.000 toneladas allí.

Según datos del INDEC exactamente 155.307 a lo largo del todo el año pasado, pero el período más importante -casi toda la producción excepto un porcentaje ínfimo en diciembre- tiene que ver con una ventana que se abre en marzo y que puede llegar hasta principios de julio.

¿Qué fue lo que pasó esta vez?

“La cebolla de acá no va en barco, sale del país en camión”, explicó Juárez. En esa ventana de marzo a julio puede darse el flujo diario de más de 100 camiones por día rumbo a la frontera, y de un modo, en algunos casos, absolutamente informal: es frecuente que los transportistas brasileños y argentinos acudan a la región ante el comienzo de la cosecha, pero sin contratación previa, y cierran la operación logística ante la recorrida por los galpones de empaque en los que se procesa la cebolla que está apta para la venta y se descarta la que no tiene valor comercial.

“Algunos que tienen alguna pequeña flota con camiones habilitados incluso se ponen a la espera en las estaciones de servicio de los pueblos de la región y enseguida consiguen mercadería para transportar”, contó Juárez.

Por eso, en 2021 la recuperación productiva en Brasil cambió el sentido del juego y desalentó a los compradores de allí a comprar la cebolla argentina. La pandemia también hizo de las suyas y complicó la migración en los pasos fronterizos ante la aparición de la nueva variante “Delta” del Covid-19.

También le atribuyeron responsabilidades a una serie de piquetes que transportistas de distintas nacionalidades realizaron a mediados de abril, ante la falta de unificación de los criterios para el tránsito y control en las fronteras.

2021 muestra un tercio menos de exportaciones de cebolla a Brasil; hay preocupación por el consumo en las zonas productivas.

El combo se completó con la llegada de junio y la reciente cosecha en Pernambuco y Bahía, hecho que arrebató la ilusión de los productores del río Colorado. Fundamentalmente con el trabajo de los transportistas argentinos se lograron ubicar en el país vecino casi 98.000 toneladas según estimó también el INDEC, más de un tercio menos que en el mismo período de 2020.

Los transportistas brasileños prácticamente no vinieron al país y la cebolla, entonces, quedó a la espera en el campo con un precio planchado, que le pega de lleno al productor pero que también toca el esquema de los dueños de los campos.

Pagando con cebolla

Benito Rodríguez es un productor cebollero del partido de Villarino. Planta cebolla y también verduras. Lo que cosecha, lo vende personalmente. “Tengo un puestito en el Mercado Central de Bahía Blanca”, le contó a A24.com Agro.

“Desde Aprovi siempre tratamos de mentalizar a los productores para que no se dediquen al monocultivo de la cebolla, sino que diversifiquen lo más posible. Yo acá hago verdura, hago de todo un poco. Se puede diversificar con papa, zapallo, zanahoria, melón, sandía, batata. Pero la producción principal es la cebolla”, contó Rodríguez.

La razón principal por la cual es la más elegida no es otra que la mejor rentabilidad que solía mostrar el cultivo en relación a otros. “Le podés hacer un margencito de ganancia”, reconoció el productor y comerciante.

Pero en algunos casos no se trata solo de lo que busca el productor. En la zona hay una buena cantidad de campos alquilados y también juega lo convenido con el dueño de la tierra. No siempre el contrato firmado es en dinero, sino que puede haber un acuerdo de pago por lo producido en cebolla.

“A veces arriendan para cebolla exclusivamente. Porque la hectárea que les alquilan es para cultivar eso y no otra cosa. O sino, el dueño del campo les alquila le permite al productor sembrar lo que quiera, pero el pago debe ser exclusivamente en cebolla”, explicó.

Rodríguez sostuvo que en la zona del partido de Villarino “son muy pocos los (dueños) que cobran en plata”. Y explicó que las modalidades pueden ser dos: por bolsas fijas por hectárea o por porcentaje de lo producido. “A veces el segundo es el más conveniente porque si tenés un mal rinde, al propietario le tocan menos bolsas y a la vez pagás menos de alquiler”, indicó. Y por contrapartida será también el propietario el que haya hecho un mejor acuerdo cuando la producción sea óptima.

“El tema es que la cebolla ahora sí está, pero al dueño tampoco le sirve porque no tiene valor. Todos perdemos. Sin embargo el productor es el más arriesgado de toda la cadena porque es el que tuvo que comprar todos los insumos y todo cotiza en dólar”, se resignó Rodríguez ante la consulta de A24.com Agro.

“Esto va a repercutir en todo el país”

La cebolla del río Colorado tiene la particularidad de contar con una cáscara cobriza que le permite una mayor resistencia al clima y extiende un tiempo más su resistencia. Y si bien eso no quita que inexorablemente la falta de compradores o de precio que le sirva al productor conduzca a que la cebolla finalmente se pudra en los campos, las producciones que se cosechan en otras partes del país no cuentan con esa cáscara y por ende urgirá venderlas una vez que sean “arrancadas”.

Y allí otro problema: inesperadamente esa nueva cebolla competirá con la cebolla del río Colorado en el mercado interno, que estará a bajo precio.

La cosecha del sur de Buenos Aires tiene una ventana de cosecha que arranca en marzo y se extiende algunos meses, hasta casi julio. Por estas semanas comienza la arrancada en Santiago del Estero, y tras esa siguen la de Mendoza y San Juan, que se inician en noviembre y culminan en marzo del año siguiente.

“Va a repercutir en todo el país, no hay forma de que eso no suceda. Porque si bien es cierto que el cliente siempre va a querer una cebolla fresca en relación a otra que tiene un tiempo más de producida, la demanda también está muy deprimida por la falta de dinero en los bolsillos de la gente y eso va a jugar a favor de lo cosechado en el río Colorado, que estará indudablemente más barato”, se lamentó Martín Calafiore, prosecretario de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (AsocAMen).

Y alertó sobre los números que también arrojaron las autoridades de CAME sobre la brecha en la cebolla. “En junio el productor recibió en promedio $6,75 por kilo. A su vez el precio q se pagó en el Mercado Central de Buenos Aires fue de $24 por kilo. Y en góndola fue de $56. Se trata de una brecha de 8,3 veces y una participación del productor en precio final de apenas el 12,1%”, graficó Pablo Vernengo, director Ejecutivo de CAME.

Y además, falta el agua

Según Rodríguez, no serían pocos los dueños de campos que ante la campaña que empieza se replanteen qué decidir. “Tal vez se vayan al zapallo o la zanahoria, que requieren de menos riego y se extienden por menor cantidad de tiempo”, sostuvo. “Varios dueños tampoco van a alquilar por el tema del agua”, agregó.

Este medio consultó a las autoridades del Instituto Nacional del Agua (INA) para saber en detalle qué situación atraviesa la región en materia hídrica.

Derrames por ciclo hidrológico del río Colorado en la Estación Buta Ranquil, período 2005 – 2019. Comparación con serie histórica. Fuente COIRCO.

“El período de sequía hidrológica reciente alcanzó la categoría extrema. Esta sequía se estima que está relacionada con la variabilidad climática, con una brusca disminución de las precipitaciones sólidas en la cordillera. Los resultados de los modelos climáticos para mediados y fines del presente siglo indican que seguirían estas condiciones de menores cantidades de nieve y aumento de la temperatura, que facilitaría el rápido derretimiento”, remarcaron desde el INA.

Por eso alertaron sobre lo que tendrá que ver en materia de irrigación. “En particular toda esta situación afecta las demandas de riego, principal uso del recurso hídrico, limitando las cuotas o volumen para las actividades agropecuarias en el valle del Río Colorado”, puntualizaron.

“Villarino depende exclusivamente de la producción de la cebolla. Esto va a traer una problemática económica y social a futuro, no muy lejano. No va a haber plata. Va a fracasar el panadero, el carnicero, el albañil, y también nosotros. La economía no se va a mover y la zona se va a parar. El hecho de no tener agua va a ser uno de los causantes de esta problemática”, vaticinó Benito Rodríguez.

Fuente: a24.com


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