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Argentina 23/10/2025

Argentina: Desde el país se exporta papa industrial, conocimiento y material genético

Durante los últimos años, la industria global de la papa vive una etapa de consolidación acelerada. Fusiones, adquisiciones y expansiones geográficas están redefiniendo quién produce, quién decide y quién abastece.

 ¿Qué está pasando en Argentina en aquellos sectores que han visto, a nivel global, grandes movimientos empresariales? 

Fusiones que marcan el rumbo global 

En Europa, el grupo neerlandés HZPC anunció la adquisición de IPM Potato Group, el principal exportador irlandés de semilla certificada, reforzando su posición en los mercados británicos y mediterráneos. Con esta operación, HZPC no sólo amplía su superficie de producción en Escocia y Países Bajos, sino que consolida una red genética que cubre desde el Atlántico Norte hasta África y Asia. 

Por su parte, la estadounidense Simplot completó la compra de la belga Clarebout Potatoes, uno de los mayores procesadores de papa congelada de Europa. La fusión combina el músculo financiero y la escala industrial de Simplot con la capacidad tecnológica de Clarebout en productos de valor agregado —un matrimonio que refuerza el control global sobre la papa industrial y los flujos de exportación. 

Ambos movimientos son señales claras: el negocio de la papa se está concentrando en menos manos, y las empresas líderes buscan integrar toda la cadena —desde la semilla hasta el plato— bajo una misma lógica de control. 

Argentina en el mapa: Mar del Plata, nuevo polo regional 

En ese contexto de consolidación global, Lamb Weston Holdings, el gigante estadounidense del french fry, inauguró en 2025 una planta de 40.000 m² en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires. No son los primeros, McCain lleva más de 20 años en la región, pero si que reavivan una idea olvidada: Mar del Plata tiene un potencial enorme como hub regional. 

El proyecto —uno de los más grandes en la historia reciente del sector alimentario argentino— procesa unas 200 millones de libras de papa por año, genera 250 empleos directos y 3.000 indirectos, y abastece tanto al mercado local como al regional: el 80% de la producción se exportará a Brasil a través del puerto de Mar del Plata, que ahora se posiciona como un nuevo hub logístico para el comercio agroindustrial argentino. 

La planta marca un punto de inflexión: por primera vez en mucho tiempo, una multinacional de primera línea decide instalar capacidad industrial en el Cono Sur para atender al mercado latinoamericano, en lugar de abastecerlo desde Estados Unidos o Europa. 

Argentina pasa así de ser importadora de tecnología y know-how a convertirse en plataforma exportadora de producto terminado, lo que genera derrames logísticos, agrícolas y tecnológicos de alto impacto. 

La otra cara del negocio: genética y exportación de semilla 

Mientras tanto, el segmento de semilla certificada argentina vive su propio despertar. 

Empresas internacionales como HZPC y STET trabajan con socios locales para producir y exportar semilla hacia Uruguay, Paraguay y Brasil, e incluso se proyecta abrir nuevos destinos en Centroamérica. 

Asimismo, acuerdos entre Germicopa (Francia) y la argentina Agroplant apuntan a expandir la oferta varietal y desarrollar genética adaptada al Cono Sur, combinando conocimiento europeo con capacidad de multiplicación local. 

Por primera vez, Argentina no sólo exporta papa industrial, sino también conocimiento y material genético, dos bienes intangibles que antes se importaban casi exclusivamente. 

Esto representa un cambio de paradigma: el país se posiciona como proveedor regional de semilla de calidad, un eslabón intermedio entre los laboratorios europeos y los productores latinoamericanos. 

¿Qué lugar ocupa Argentina a los ojos de las grandes corporaciones? 

Hoy, las multinacionales del sector ven en Argentina un terreno fértil pero complejo. Por un lado, el país combina ventajas naturales (suelo, clima templado, contraestación, infraestructura portuaria) y una fuerte tradición agronómica; por el otro, arrastra un entorno macroeconómico volátil y restricciones comerciales que limitan el libre flujo de insumos y exportaciones. 

A los ojos de HZPC, STET, Lamb Weston o Simplot, Argentina representa una apuesta de largo plazo: Un mercado cerrado pero con capital humano técnico, ideal para ensayar modelos de integración regional. 

Un polo exportador hacia Brasil y el Atlántico Sur, con costos logísticos competitivos frente a Asia.

Una fuente emergente de genética adaptada, capaz de abastecer las amplias latitudes latinoamericanas. 

El desafío será mantener reglas claras, garantizar estabilidad y fomentar asociaciones que promuevan la transferencia tecnológica. Si lo logra, Argentina puede pasar de ser observadora a ser uno de los nodos más relevantes del mapa papero latinoamericano.

De la periferia al centro

Las grandes fusiones muestran un mundo donde las decisiones se toman lejos de los campos. Pero la apertura de Lamb Weston en Mar del Plata y el surgimiento de un mercado exportador de semilla argentina demuestran que el sur también puede innovar, producir y liderar.

La pregunta no es si las grandes corporaciones miran a Argentina - ya lo están haciendo - sino si el país sabrá aprovechar esa mirada para consolidarse como socio estratégico y no sólo proveedor.

Fuente: potatopro.com


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