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Argentina 14/02/2023

Argentina (Rosario): “Por la sequía no llegamos ni a la mitad de la producción de papa”

La falta de agua golpeó fuerte a los pequeños productores del cinturón hortícola de Rosario

Fernando Cesaretti es productor hortícola de nacimiento y su pasión por la actividad se le nota cuando habla: “Mi abuelo vino de Italia en el año 1913 y yo aprendí a caminar entre los surcos de la papa”, expresó en entrevista con Agrofy News. 

Su dedicación por este cultivo es más fuerte que la sequía y por eso no baja los brazos. “No llegamos ni a la mitad de la producción”, contó en relación con los rendimientos por la falta de agua.

Ya de adolescente comenzó a trabajar con su padre en distintos campos de Santa Fe, luego se mudó a Necochea, hizo una prueba fallida en La Pampa y luego regresó a General Lagos, en el cinturón hortícola de Rosario, donde trabaja hace unos años como productor de papa, en un campo situado a orillas del río Paraná, en una franja de 10 kilómetros.  

“Si bien hace un tiempo tenía un abanico un poco más amplio en hortalizas, como lechuga, choclo, zapallitos, calabazas, nos fuimos concentrando más en la papa. También hacemos algo de cultivos extensivos, abrimos el juego para no estar abocados solo a un cultivo”, detalló Fernando, quien trabaja el campo junto a su hijo.  

Sequía, un año para el olvido

La cosecha de papa es semestral, a diferencia de Mar del Plata que es una al año y el promedio de producción de un año normal es entre 30 y 35 toneladas. La sequía que viene azotando la zona hace tres años, tuvo su punto cúlmine en 2022, con un fuerte impacto en la horticultura: “No recuerdo una sequía como esta. Las que había duraban 4 o 6 meses. Perdías una sola campaña. Hacías papa de verano y no de invierno. Veníamos con perfiles de suelo muy deteriorados y el año pasado fue un desastre”. 

Y agregó: “En todo el año no llegamos a marcar 300 mm, cuando tenemos que estar arriba de los 900 mm. Sacamos entre 12 y 14 toneladas y dimos 13 vueltas de riego, cuando generalmente son 4”, contó el productor.

El riego en esta zona es complementario, a diferencia de la provincia de Córdoba donde los regímenes de lluvias son menores y el riego es total: “Acá el suelo no tiene estructura para recibir tanta agua en poco tiempo. El riego lo usamos para lograr los rindes en un año que viene lloviendo, pero nunca así”.

Respecto a cómo es el riego para ese tipo de cultivo, el horticultor contó que no se hace el riego gravitacional, por surco, sino el de aspersión o mecánico. El primero consiste en caños de 6 metros que se van trasladando cada dos o tres horas por distintas partes del lote. El mecánico, que es el que utiliza Fernando, está teniendo cada vez más auge por el tema de la mano de obra: “Una persona puede atender dos o tres equipos juntos; se desparrama con tractor y eso se enrolla solo. Lo dejás 4 o 5 horas regando solo, lo corrés y vuelve a empezar, con una superficie más amplia que el de aspersión. Por equipo estamos cubriendo de 25 a 30 hectáreas para estar cubiertos en época de sequía”.

Respecto a las ayudas económicas que están recibiendo por parte del Estado para paliar las pérdidas de la sequía, Fernando contó que no son suficientes: “200 mil pesos no alcanzan ni para pagar el gasoil que usamos" y detalló que un motor de riego trabajando 17 horas consume aproximadamente 300 litros.

El problema de la cadena comercial

Las variedades de papa más representativas y que más se producen en Argentina son: Spunta, Atlantic, Innovator y Sagitta: “Spunta es la que más adaptada está al consumo fresco, Atlantic e Innovator son adaptadas a procesos más industriales, la primera más para snacks, la otra para bastón y la Sagitta está más en el medio de ambas”, detalló Fernando.

La papa se destina en un alto porcentaje al mercado interno y es muy importante la demanda que tienen las fábricas. Además, hace unos 5 años que está participando muy activamente Paraguay en la compra de este cultivo. 

La sequía complicó mucho el abastecimiento del mercado y por ende los precios subieron: “Hasta el mes de agosto del año pasado, que había buenos rindes, los precios eran muy bajos. Un kilo de papa podía costar 15 pesos. A partir de mitad del año pasado, tuvimos una merma en la siembra y una cosecha errática, eso hizo que cambiaran los valores. De 15 el kilo llegó hasta 45 pesos. En noviembre la sequía que hubo generó una falta de papa que hizo que se cobrara hasta 120 pesos el kilo en el campo. “El horticultor depende del mercado en fresco, que es un juego de oferta y demanda, lo cual lo hace muy riesgoso”. 

La cadena comercial de la horticultura es un gran problema, asegura Fernando y cuenta la delicada situación económica que enfrentan: “Cuando tiene la cosecha, el productor tiene que sacarla si no a la semana la pierde. Entonces no tiene posibilidad de negociar y vende al precio que le dicen. No tiene forma de defenderse. Lo único que hace que el productor tenga un poco de fuerza en los precios es cuando hay faltante por condiciones climáticas, ahí tiene más valor”.

Además, de lo que se siembra, un gran porcentaje queda en el campo: “Esto ocurre porque llega en una época que está saturado el mercado, porque este año les gusta el tomate más alargado y no tan redondo. Si no están las condiciones de venta, cosechar para llevar al mercado y no vender, genera un costo más grande. Esto hace que el productor esté teniendo una renta muy mala y que el consumidor tenga que pagar precios elevados”, contó Fernando.

Para evitar esto, falta más infraestructura, para que uno pueda hacer la cosecha y distribuir según condiciones: “Esto se soluciona con tecnología en el empaque acondicionamiento y comercialización, que pueda hacer que uno pueda mandar un producto perecedero al mercado en condiciones adecuadas. Obviamente que va a tener un costo mayor, pero se achican los márgenes de pérdidas”. 

Otro dilema: la informalidad

La mano de obra es un problema grave para el horticultor, es escasa y cara. En su campo contrata algunos trabajadores para el riego y después en la cosecha, que es manual, la realizan con empleados golondrinas que vienen de Santiago del Estero. Según cuenta Fernando, la informalidad está haciendo que desaparezcan horticultores que hace años se dedican a la actividad debido a que se enfrentan a competencia desleal.

“El horticultor argentino tiene que cumplir con todas las leyes, tener mano de obra en blanco, pero está lidiando con algunos trabajadores que no están teniendo que rendir algunas cuentas y no hay controles”. Continuó: “El horticultor de hace 50 años no está más. Primero se quedó sin gente y después contrató trabajadores que cuando vieron que no había demasiados problemas legales, se pusieron por su cuenta. Contratan mano de obra barata, no la regularizan”.

ExpHortAr 

Un grupo de productores, entre los que se encuentra Fernando, en 2019 realizaron una exposición hortícola en la localidad de Arroyo Seco, con la ayuda de la Comuna de General Lagos. Hubo un impasse por la pandemia y en 2022 se llevó a cabo la segunda edición, ya con el nombre de ExpHortar, en la localidad de General Lagos, de mayores dimensiones.  Este año están planificando la tercera.  

“Con la expo que realizamos logramos un contacto muy fluido con el Ministerio de Producción de la Provincia y demás instituciones que nos permitió, entre otras cosas, acercarles los problemas que atravesamos los pequeños productores”, concluyó Fernando.

Fuente: news.agrofy.com.ar


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