España: La caída de producción de la patata lleva a los agricultores a una histórica racha de ventas a precios récord
La superficie plantada ha caído en torno a un 30% por el clima. Es el tercer alimento que más se ha encarecido en el súper en lo que va de año.
Nunca estuvo durante tanto tiempo tan cara la patata. En el súper, donde ya ha subido en lo que va de año un 9,4% -bronce en alimentos disparados, después del chocolate y el aceite de oliva, según el INE-, pero también en el campo, donde los agricultores admiten que nunca antes han tenido una racha semejante: venden el kilo a casi 60 céntimos.
Es un 77% más de lo recibían por cada kilo hace apenas un año, de acuerdo con los datos de precios en origen publicados por el Ministerio de Agricultura. La estadística muestra que los valores han ido en ascenso gradual en los últimos cinco años hasta dispararse completamente en éste, en el que ha llegado a haber picos puntuales de hasta 70 céntimos por kilo en primavera.
"Es algo histórico si tenemos en cuenta el tiempo que llevamos con precios altos", señala a EL ESPAÑOL-Invertia Alberto Duque, responsable de patata de COAG. La tendencia empezó a aguizarse a finales del año pasado, empujados por una caída de la producción, y ahora nadie se atreve a decir, dado lo prolongado de esta racha, si va a ser coyuntural o si por el contrario estamos ante una nueva realidad de precios.
"Teniendo en cuenta los vaivenes del clima y que en general hay menos producción, es imposible saber qué va a pasar", comenta Duque. Lo cierto es que no parece que los dos factores principales que desembocan en este encarecimiento, que ha llevado a que la malla de un kilo en supermercado oscile entre 1,6 y 1,8 euros, vayan a mejorar sustancialmente a corto plazo.
Es decir, ni se espera que el clima, que ha golpeado fuertemente a este cultivo, pase a ser mucho más benevolente, ni los datos sobre superficie cultivada de patata apuntan a que se vaya a generar suficiente cantidad como para afirmar que los próximos meses sean mejores.
De hecho, es más bien al contrario: el último informe del Ministerio sobre rendimiento de cultivos apunta a que la patata de secano tendrá en la presente cosecha una bajada de rendimiento de alrededor del 20% con respecto a 2023 y la serie histórica. Se prevé que se generen 20.903 kilos por hectárea.
En cuanto a la patata de regadío, mismo diagnóstico; se espera que haya una disminución de rendimiento del entorno del 20% respecto a la serie histórica, con una previsión de 32.462 kilos por hectárea.
La tendencia a la baja en la producción dura en realidad una década. Lo asume el Ministerio de Agricultura, que lo explica por "un mayor retroceso de la superficie sembrada en relación a los incrementos registrados en el rendimiento del cultivo".
Pero ahora, con el acusado descenso que se prevé ya en esta cosecha en el rendimiento, y del que Duque y otros especialistas del sector son conscientes desde hace tiempo, se multiplican las dudas sobre el futuro de precios de la patata. Los altos precios de venta que están recibiendo los agricultores sirven de poco, subrayan, si al final el producto es escaso. Y aunque la demanda sea fuerte en el país que ha hecho de con este tubérculo uso de sus platos insignia.
Crisis en la UE
Así pues, el futuro inmediato pasa por mirar fuera. Si no hay suficiente patata habrá, como ocurre con otros productos agroalimentarios, que comprarla a otros países, algo muy necesario desde hace casi 30 años, cuando la balanza comercial en este apartado se volvió negativa para nuestro país. En 2023, coincidiendo con la escasez nacional y el inicio de la escalada de precios, batimos el récord: 266 millones de saldo negativo en la balanza comercial de patatas destinadas al consumo y para siembra.
Compramos sobre todo a la Unión Europea, y muy especialmente a Francia, de donde llegan el 80% de las importaciones totales de patatas. A veces se compran patatas de consumo, otras de siembra o semillas para que arraiguen. El problema es que también en la UE hay cada vez menos patata disponible.
Eurostat ha advertido esta semana de la situación: la producción de patata en la UE ha caído cerca de un 37% desde el año 2000. Se producen ahora anualmente en torno a 48 millones de toneladas tras el descalabro, principalmente, de los cultivos en Polonia, que en ese periodo ha perdido el 85% de las hectáreas que dedicaba a este tubérculo.
Los motivos detrás de este descenso van desde crisis de rentabilidad del cultivo, a la apuesta por otro productos y, finalmente, la capacidad de luchar contra las plagas que ponen en jaque a la patata.
La más conocida es la del escarabajo de la papa, que el año pasado trajo de cabeza a Canarias. Las islas no importan patata de la península para evitar plagas, pero esta plaga, detectada en Inglaterra, su principal vendedor, desató un miedo al desabastecimiento que llevó a encarecer el pasado verano un 60% el precio de la papa en Canarias, hasta pagarse 3 euros por un kilo.
Esta primavera, el archipiélago se ha movilizado para afrontar otra amenaza, la plaga de polilla guatemalteca. El Cabildo de Tenerife ha destinado 700.000 euros en dos líneas de ayuda para minimizar el impacto de una plaga que obligó a prohibir a principios de este año el cultivo de patata en varias zonas de Galicia, principal productora en la península junto con Castilla y León.
Fuente: elespanol.com